top of page

Niños con déficit de autoestima. Pistas para detectarlo y tratarlo


Como padres, nos preocupa cómo poder ayudar a nuestros hijos en todo lo referente a su desarrollo. Queremos que crezcan autónomos, competentes y, por supuesto, con una autoestima positiva. Esperamos que se acepten a nivel social, familiar, escolar, y en relación a su aspecto físico.

Actualmente sabemos que la relación que existe entre la autoestima y el ajuste psicosocial de los niños es muy estrecha. Juega un papel fundamental en su bienestar y adaptación, influyendo del mismo modo en su rendimiento académico. Es como un motor que proporciona al niño motivación e impulso para alcanzar nuevas metas y le vuelve más resistente para hacer frente a las adversidades que se encuentra en su día a día.

Tanto los niños como los adolescentes pueden, en determinadas épocas de la vida, tener una autoestima baja y por ello es importante que sepamos reconocer esta situación para poder ayudarles.

Algunos de los síntomas que pueden hacernos sospechar que nuestro hijo presenta éste déficit son los siguientes:

* Tiene una imagen distorsionada de sí mismo. Se percibe lleno de defectos y minimiza o ignora sus cualidades. Ve difícil modificar aquello que no le gusta y sufre por ello.

* Se autoevalúa constantemente. Analiza su propio comportamiento, sus pensamientos, etc. de forma continuada y excesiva.

* Es muy crítico consigo mismo. Se juzga continuamente. A lo largo de los años ha construido un modelo ideal de cómo ser, actuar, etc. y por tanto se muestra muy perfeccionista cuando ha de realizar una actividad, poniéndose el listón muy alto. Esto hace que en estas situaciones se sienta nervioso y tenga pensamientos negativos sobre él mismo: “no voy a saber hacerlo y los demás pensarán que no valgo”, “todos están pendientes de mí”, etc.

* Se muestra poco asertivo. En muchas ocasiones no expresa sus sentimientos u opiniones porque considera que tienen poco valor o porque tiene miedo a la reacción de los demás. Se suele comunicar de forma pasiva e incluso, a veces, agresiva.

* Se muestra muy crítico y exigente con los demás. Cuando los otros no se comportan como él cree que han de hacerlo se disgusta.

* Interpreta la realidad de forma errónea. Suele tener multitud de pensamientos negativos y poco racionales. Constantemente se centra en lo negativo de las cosas, minimiza las cosas positivas, se responsabiliza de los sucesos negativos de los que no tiene la culpa, anticipa que las cosas irán mal en un futuro y cree que los demás piensan mal de él.

* Tiene un miedo excesivo al fracaso. Por ello muchas veces prefiere no actuar si no lo tiene todo bajo control. Si actúa y comete algún error se siente desanimado. Duda ante cualquier decisión y dedica mucho tiempo a realizar tareas porque quiere que estén perfectas y sin errores.

* Es muy sensible a la crítica. Reacciona de forma desproporcionada: se siente muy mal con él mismo y la interpreta de forma extremadamente negativa. Muchas veces prefiere no mostrar sus actividades a los demás por miedo a una valoración negativa.

* Está muy pendiente de los otros y busca su reconocimiento continuamente. No cree en sus posibilidades y busca la opinión de los otros para reafirmar su validez.

Estas son solo algunas pistas que nos pueden ayudar a detectar que nuestro hijo puede estar presentando baja autoestima. Es importante conocer que la probabilidad de ello aumenta cuando el niño experimenta distintas situaciones: pautas educativas de padres y profesores inadecuadas, pocas habilidades para solucionar por sí mismo sus problemas, dificultades para relacionarse con los demás y poca capacidad de autocontrol.

Cuando éste déficit se detecta es conveniente comenzar una intervención dirigida a proporcionar al niño determinadas habilidades y estrategias que le permitan fomentar la propia autoestima. Es importante que el niño aprenda a disminuir su propia auto exigencia, a cambiar los pensamientos negativos, a controlar su ansiedad, valorar la propia imagen corporal, mostrarse habilidoso y asertivo con los demás. Estos aprendizajes facilitarán que nuestro hijo pueda crecer con un mayor grado de bienestar y felicidad. Siempre es positivo estar alerta y detectar las dificultades que pueda tener para ayudarle. Recuerda que tú eres una pieza clave en su desarrollo.

Referencias bibliográficas.

Bermúdez, M. P. (2010). Déficit de autoestima. Evaluación, tratamiento y prevención en la infancia y adolescencia. Madrid: Pirámide.

Branden, N. (2011). El poder de la autoestima. Cómo potenciar este importante recurso psicológico. Barcelona: Paidós.

McKay, J. y Fanning, P. (2002). Autoestima: Evaluación y mejora. Barcelona: Martínez Roca.


bottom of page